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El próximo 21 de febrero, a las 20:15 horas, la Biblioteca Municipal de Ibiza se convertirá en el epicentro de la inspiración y la esperanza con la presentación de El Fénix Renacido, la nueva obra de Francisco José Castillo Navarro. Tras el éxito arrollador de su primera presentación en Palma.

Capítulo 6: Una Visión de Justicia, las Sombras en el Bosque

 


Harry Potter y el camino del corazón: La Alianza que transformó el destino 







Capítulo 6: Una visión de justicia, las sombras en el bosque

El amanecer pintaba el cielo de tonos rosados y dorados mientras Harry y Hermione caminaban hacia el borde del Bosque Prohibido. Los árboles altos y oscuros parecían murmurar entre ellos, y una brisa fría traía consigo el aroma a tierra húmeda. Ron Weasley los alcanzó a toda prisa, con su varita ya en mano y una expresión de evidente desconcierto.

—¿De verdad vamos a adentrarnos aquí por un Centauro? —preguntó Ron, mirando a Harry y Hermione con incredulidad.

—No es solo un Centauro, Ron. Es Antares. Su conocimiento podría ser clave para detener a los seguidores de los Mortífagos —replicó Hermione, con un tono paciente, aunque firme.

—Siempre es algo "clave", ¿no? —gruñó Ron, pero ajustó su abrigo y los siguió.

El aire se volvió más frío cuanto más se adentraban en el bosque. Un ruido seco rompió el silencio, y todos se detuvieron al instante, sus varitas apuntando hacia la fuente del sonido.

—¿Eso fue...? —comenzó a preguntar Ron, pero se interrumpió al ver una figura emerger de entre los árboles.

Era un Centauro de pelaje oscuro y ojos penetrantes que brillaban con una luz plateada. Antares tenía una presencia imponente, y su voz resonó como un trueno contenido.

—No esperaba visitas humanas tan temprano. ¿Qué buscan en mi bosque?

—Queremos tu ayuda —comenzó Harry, guardando su varita como un gesto de confianza—. Sabemos que hay grupos oscuros moviéndose en las sombras, y hemos descubierto que algunos podrían estar utilizando antiguas redes para financiarse.

Antares frunció el ceño, pero no respondió de inmediato. Sus ojos se movieron hacia Hermione, quien avanzó un paso.

—Sabemos que tienes información, Antares. No venimos a exigirte nada, sino a ofrecer nuestra ayuda para proteger tanto a los tuyos como a los nuestros.

El Centauro soltó un bufido. —Los humanos siempre prometen ayuda, pero sus acciones traen consigo conflictos. Sin embargo, hay algo extraño en lo que dices. He sentido movimientos en el bosque... sombras que no pertenecen ni a hombres ni a criaturas mágicas conocidas.

—¿Sombras? —preguntó Ron, ahora visiblemente nervioso.

—Algo... corrupto. Una magia que no había sentido antes —continuó Antares—. Si lo que buscan está relacionado con esto, deben prepararse para enfrentar lo desconocido.

Hermione intercambió una mirada preocupada con Harry. —¿Puedes mostrarnos dónde has sentido estas sombras?

Antares asintió lentamente. —Sí, pero no será seguro. No todos los Centauros son tan... hospitalarios como yo.

Harry esbozó una sonrisa irónica. —Eso ya lo sabemos.

Mientras seguían al Centauro a través de senderos ocultos, encontraron signos inquietantes: árboles quemados con un fuego que no parecía natural, marcas extrañas grabadas en la corteza, y un círculo de piedras negras cubiertas de un limo viscoso que emanaba una energía oscura.

—Esto es lo que temía —dijo Antares, con una mezcla de ira y preocupación—. Este círculo es un portal antiguo. No fue creado por nosotros, pero alguien lo está activando de nuevo.

—¿Un portal? ¿Hacia dónde? —preguntó Hermione, acercándose con cuidado.

Antares negó con la cabeza. —No lo sé. Pero lo que sea que están trayendo a este mundo, no pertenece aquí.

Harry frunció el ceño, tocando una de las piedras con su varita. La superficie se iluminó con un destello púrpura, y una voz susurrante llenó el aire.

—¿Escucharon eso? —preguntó Ron, retrocediendo instintivamente.

—Sí, y no me gusta nada —respondió Hermione, observando cómo las marcas en las piedras parecían formar un lenguaje antiguo que se movía como si estuviera vivo.

Antares dio un paso atrás, sus ojos brillando con alarma. —Debemos destruirlo antes de que sea demasiado tarde.

Pero antes de que alguien pudiera reaccionar, un gruñido profundo resonó entre los árboles. Una figura oscura y amorfa se alzó desde las sombras, con ojos brillantes como brasas y una forma que parecía cambiar constantemente.

—¡Cuidado! —gritó Harry, apuntando su varita.

La criatura avanzó hacia ellos con una velocidad aterradora, y el capítulo terminó con las palabras de Antares:

—¡Esto es solo el comienzo!


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