El Monte Everest, que actualmente tiene una altura de alrededor de 8,848 metros, no es completamente estático. De hecho, sigue creciendo cada año debido a la dinámica de las placas tectónicas.
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El Everest forma parte de la cordillera del Himalaya, que se originó cuando la placa tectónica de la India colisionó con la placa de Eurasia hace unos 50 millones de años. Este movimiento hizo que el terreno entre ambas placas se comprimiera y se elevara, formando montañas.
Incluso hoy, las placas tectónicas no han dejado de moverse. La placa india continúa empujándose hacia el norte a una velocidad de unos 5 centímetros al año, lo que provoca que las montañas del Himalaya, incluido el Everest, se eleven aproximadamente 4 milímetros al año. Aunque esta cifra puede parecer pequeña, en el tiempo geológico se traduce en cambios significativos en la altitud y el paisaje de la región.
Este crecimiento gradual significa que, generación tras generación, la altura del Everest es ligeramente mayor, un recordatorio constante de que las fuerzas de la naturaleza están siempre en acción, moldeando el planeta.
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