Las mariposas, esos delicados y coloridos insectos que solemos asociar con belleza y ligereza, esconden un dato realmente curioso:
. No saborean con la boca, como hacemos los humanos
. Tampoco utilizan una lengua para identificar sabores
. En realidad, tienen receptores de sabor en las patas
Cuando una mariposa se posa sobre una hoja o flor, sus patas delanteras entran en contacto con la superficie y comienzan a “saborearla”
. Estos receptores envían señales a su sistema nervioso para decirle si la planta es comestible
. También detectan si es un buen lugar para poner huevos, ya que muchas especies necesitan que sus orugas se alimenten de una planta específica
Este sistema es tan eficiente que, en cuestión de segundos, una mariposa puede decidir si quedarse o volar en busca de otra opción
. Una estrategia de supervivencia refinada por la evolución
. Y una muestra más de lo sorprendente que puede ser la naturaleza en sus pequeños detalles
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