La peonza y el yoyó fueron los reyes indiscutibles de las tardes en la plaza y los recreos escolares. Estos juguetes sencillos, que no necesitaban más que habilidad y un poco de práctica, eran protagonistas de competencias y retos entre amigos.
La peonza giraba con elegancia tras un lanzamiento preciso, mientras el yoyó subía y bajaba en un vaivén que desafiaba la gravedad. Ambos juguetes representan una época en la que la destreza y la imaginación eran la base de la diversión, recordándonos los momentos en los que el tiempo parecía detenerse en cada truco perfecto.
✍ Recuerdos Nostálgicos
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