El agua tibia en la vieja tina de metal era el mejor spa de la infancia. Entre risas y chapoteos, los baños se convertían en aventuras inolvidables. No había lujos, pero sí amor y sencillez en cada gota. Un recuerdo de tiempos en los que la felicidad estaba en los pequeños detalles.
✍ Recuerdos Nostálgicos
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