🔴 En una tarde que parecía transcurrir con normalidad en el condado de Lancaster, Pensilvania, el cielo se tornó escenario de una tragedia inminente. Un Beechcraft Bonanza A36, matrícula N347M, despegó del aeropuerto de Lancaster a las 15:15 horas, llevando a bordo a cinco personas. Sin embargo, pocos minutos después del despegue, el piloto emitió una señal de alarma: una de las puertas de la aeronave se había abierto inesperadamente, generando un ruido ensordecedor que dificultaba la comunicación por radio.
La tensión aumentó cuando el piloto solicitó regresar de emergencia al aeropuerto. Las grabaciones de la torre de control revelan momentos de desesperación, con el controlador aéreo intentando, sin éxito, comunicarse con la aeronave debido al estruendoso ruido del viento. Segundos después, una voz angustiada informó que el avión se había precipitado en un estacionamiento cercano, envuelto en llamas.
El lugar del impacto fue el estacionamiento de la comunidad de retiro Brethren Village, en Manheim Township. Testigos presenciales describen escenas dantescas: vehículos ardiendo, humo negro elevándose al cielo y una sensación de impotencia colectiva. Afortunadamente, y casi de manera milagrosa, ninguno de los residentes o personal en tierra resultó herido. Los cinco ocupantes del avión sobrevivieron al accidente; tres de ellos fueron trasladados a una unidad de quemados para recibir tratamiento especializado, mientras que los otros dos fueron dados de alta tras ser atendidos por lesiones menores.
Las autoridades locales, junto con la Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), han iniciado una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del accidente. Se espera que en los próximos 30 días se emita un informe preliminar que arroje luz sobre este trágico suceso que, por fortuna, no cobró vidas humanas.
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