✍️ Francesc Jusep Bonnín — Agente de Prensa, cantautor, escritor, poeta, músico y pintor /
Quizás, por la mañana, al mirarnos al espejo —y de paso al del alma—, debiéramos alegrarnos de las cosas buenas que les pasan a la gente, a las personas, a los sufridos ciudadanos de a pie. Empatizar más con los que nada tienen o lo pasan realmente mal para llegar a fin de mes, con los que han visto cómo la codicia fundía su vejez después de tantos años de sacrificio para intentar que esta fuera lo más llevadera posible.
O también empatizar con aquellos que habían puesto su ilusión en un curso… pero alguien les voló la ilusión y la subvención.
Debiéramos mirarnos a los ojos y preguntarnos frente a ese espejo si soy feliz de verdad. Creo que muchos se sorprenderán de lo felices que son: con trabajo, su casa, su techo, sus cosas, su cervecita, o el privilegio de gastarse algún dinerito en comprarse un pantalón o llenar, más o menos, la cesta de la compra.
La cuestión no es tener tanto, sino desear menos, señores políticos. Vivir a cuerpo de rey le gusta a cualquiera, pero lo que no gusta a nadie es que, a su costa, otros vivan a cuerpo de rey engañando al personal.
Es cierto que he visto entrar en el talego, como se le llama ahora, a personas que estaban en lo más alto… Pero lo que no ha entrado en el otro talego es el dinero que nos han filfado a todos los españoles.
¿Dónde está todo ese dineral que se ha esfumado?
Esto solo se puede arreglar de una manera: mirándose al espejo, queridos políticos, y preguntándose si, en verdad, han actuado honradamente.
Nos vemos.
Y queridas/os leyentes, mañana esperemos que, como dice Serrat, se cumpla su letra con aquello de “Hoy puede ser un gran día y, por supuesto, mañana también”: el día en que los políticos se miren al espejo y, tal vez, solo tal vez, cambien.
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