Amengual, el diseccionador

✍️ Tomeu Pizá — Abogado, Economista y Profesor/  

Algo está pasando en el Ayuntamiento de Calviá, con más incertidumbre que lógica, pues estamos presenciando un desfile de cargos que en apenas dos años de singladura parecen hacerse cortos para tanto ir y venir.

O bien Amengual no acierta en estructurar su equipo, o le falta liderazgo, o lo que es peor, está aplicando un mecanismo de acoso y derribo con la complicidad de personas más dadas a situarse en esta estructura de mando que en cumplir y acatar disciplina de partido para un mejor servicio a la ciudadanía.

Ayer, la directora general de Turismo, Carmen Peñas, presentó su dimisión, parece ser que en semanas ya será efectiva.

Seguro que, una vez más, supondrá para el alcalde ejecutar más cambios en su organigrama de gobierno.

Al repasar este derrotero, sorprende que se deje perder por la borda aquellos pactos iniciales que llevaron a un gobierno de derechas en el municipio.

Los cargos y regidurías se han visto afectados sin la más mínima intervención de los grupos políticos que intervienen, simplemente se han llevado a cabo en base a decisiones y estrategias del alcalde Amengual y sus sicarias camaleónicas que transicionan con habilidad del verde al azul, lo que hace pensar en promesas para cargos, pactos y acuerdos personales con la ausencia de una política de partido seria a nivel autonómico.

Cierto que la señora Carmen Peñas es uno más en la lista de altos cargos “movidos hábilmente” por mano ejecutora.

Llama la atención que un profesional como José Ignacio Lajo, exhibiendo una hoja de servicios más que satisfactoria, nombrado tras las elecciones de 2023, después de una labor más que acertada, fuera apartado de su cargo como director general de Policía Local y servicios afines.

Sustituido por el gerente del IFOC Fernando Palmer, parece ser que la maniobra estaba bien orquestada por Catalá, aunque la ejecutara Amengual.

No acaba aquí, toda esta maniobra indica que el objetivo era apartar a Palmer de la gerencia del IFOC para colocar a una persona que curiosamente no pertenece a ninguno de los dos partidos de gobierno.

Este Reino de Taifas va tomando cuerpo.

Aunque el regreso de Lajo parecía lógico por sus conocimientos y capacidades, lamentablemente al entregar Catalá al PP el área Rural y Bienestar Animal, así como funciones dentro del área de la policía y mantenimiento, dejando a Lajo en el banquillo.

Resultan escandalosos los movimientos “familiares” orquestados por la señora Catalá y Amengual, al nombrar como jefa de Policía Local a la hermana de Idoia Ribas y como gerente de Calviá 2000 a su cuñado.

Para rematar estos movimientos familiares, también recae en un pariente amigo de la señora Catalá, el cual era beneficiario de una suculenta nómina, la Dirección General de Bienestar Social.

No se puede olvidar la renuncia del gerente del IMEB, Antonio Torres, ni el cese de Ángel Neila, primer director general de Comunicación del Ayuntamiento.

El director de Urbanismo, José Antonio Aguiló, presentó su dimisión.

Algo extraño resultó el relevo del gerente de la Llar de Calviá, Juan Caimari, ejecutado por la señora Prats, intimísima de la señora Catalá.

Y esto son los casos de altos cargos.

Habría que ver a otro nivel qué acontecimientos han ido desarrollándose.

La conclusión es que el PP o el alcalde, el alcalde o el PP, decapitan todo lo que se les pone por delante que no sea de su misma cuerda, con especial énfasis en estos altos cargos al responder con unas aptitudes que refuerzan sus cualidades, provocando una inseguridad en la persona de Amengual, ignorando la democracia de los pactos y acuerdos.

Incluso se adivina una conclusión sobrada de lógica: el brazo ejecutor, las sicarias, o los inquisidores.

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