✍️ Lili Pereiro — Cantante, Soprano y Docente/
La voz es el instrumento más primitivo, a través de ella se desarrolla la sensibilidad sonora y la formación del gusto musical. El contacto con los sonidos quedará como el único medio de expresión y comunicación. Su color, timbre y todo lo que moldea su identidad descifrará los más profundos sentimientos del artista.
El canto siempre ha sido considerado como el lenguaje del alma. Por medio de él se llega a expresar lo que las palabras no pueden comunicar. Está contemplado como la extensión del habla hallándose en estrecha relación con el estado físico y psíquico del intérprete, de ahí que podamos constatar que cuerpo y alma se fusionen para crear belleza, expresar y contagiar emociones.
No cabe duda de que un buen cantante necesita de una técnica refinada y elaborada, pero entenderán que no puedo concebir dicha técnica sin arte, musicalidad y sin expresión, no basta con poseer un instrumento. Todo puede aprenderse como la técnica, a despertar el oído, a desarrollar el lenguaje, el estilo, el gusto musical pero lo que no se aprende y se convierte en un “don” es la calidad, carisma y personalidad del artista, quién, él solo, será capaz, con su talento y esencia, traspasar el corazón del oyente, hacerle vibrar y sentir con la belleza de los sonidos a través de una excelente interpretación. Por tanto, el intérprete musical será quién atesore un talento especial para crear, interpretar y entender la música. Tendrá su propio modo de expresar, de escuchar su corazón al cantar, de una exquisita sensibilidad y de sentir la música. Esas cualidades le convertirán en pura esencia y en su sello de identidad. Se entregará en cuerpo y alma a su público creando una atmósfera de armonía, sensibilidad, paz, placer y felicidad entre ambos.
Puedo constatar que quién no posea este talento muy difícilmente podrá convertirse en cantante. Por mucha voz que se tenga, si no sabe interpretar, bastantes obstáculos se encontrará por el camino.
La interpretación será el artífice de armonizar el conocimiento del lenguaje musical, con el dominio técnico, con la sensibilidad, con la expresión y entrega del intérprete.
Éste será el creador de aquello que anhela transmitir el compositor y autor literario. Estudiará previamente cada pieza musical sumergiéndose en el conocimiento de cada uno de los textos, estilo, época, ritmo, compositor, idioma, tratando de recrear cada relato, cada palabra a través de las diversas emociones, dependiendo, eso sí, del análisis, del contenido de cada composición y lo que se desea expresar.
Del mismo modo la expresión corporal establecerá una forma de comunicación a través del movimiento, favoreciendo, en todo momento, a la credibilidad de la interpretación.
En definitiva, la interpretación será la meta de todo trabajo vocal. Cualquier pieza que se cante deberá estar impregnada dese la riqueza del ánima. Mientras no sea interpretada no será del todo entendida.
Gozar y sentir la belleza de la música nos hará transportar a un mundo donde solo el intérprete y el oyente transitarán por los senderos más ocultos e insospechados del alma, apreciando la beldad y la sutileza de los sonidos desde lo más profundo de su ser.
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