✍️ Tomeu Pizá — Abogado, Economista y Profesor/
Lo conocí personalmente, no, al ruso no. Al catalán. Aquel que hace años lo mandaron desde la península para incordiar a la Corte, inmiscuirse en todo, fiscalizar, espiar y ejecutar las consignas como inquisidor.
Xopxe PacnytNH (en ruso) ha resultado ser peor que un inquisidor del Santo Oficio. Nombrado por la autoridad en el seno de su congragación, ha demostrado durante su estancia en Mallorca que, efectivamente, ni era de fiar, ni ha sido considerado grato.
Sin ser un conspirador, gusta de complots, tramas, conjuras e intrigas. En mallorca lo llamamos “una llissa de merdéra”.
Sin embargo, lo más nefasto de este personaje es la autoridad que se le ha conferido y lo que la disfruta como el mejor de los schadenfreude ejerciendo la epicaricacia entre sus compañeros de partido. Todo un monje templario defendiendo los secretos del Santo Grial, surgido de la leyenda, pero real.
Aunque no se prodiga mucho, incluso en espacios lúgubres y zonas oscuras, en días nublados y lugares brumosos, aparece siempre su sombra pegada al confiado President.
Estos días como nunca había hecho, se está dejando ver. Demasiado. Tal vez se haya empoderado, o espera un premio por su labor, aunque esta sombra se está haciendo odiosa, innecesaria en una democracia y tiene que ponerse en su sitio al que la proyecta, a Rasputín. Deje a los electos que desarrollen su labor sin la intervención de intereses ajenos y lejanos. Llegado el momento de desarrollar una actividad en concreto, no se podrá contar con él ni otros muchos que van rondando nuestro antiguo reino por la sencilla razón de que ni son hijos de la tierra, ni la aman ni la sienten. Son simples mercenarios que irán al nuevo destino en cuanto se les ordene y dejarán con el culo al aire a los demás. No sirven ni para apoderados de mesa en jornada electoral, ni quieren.
Cualquier paladín, jefe o líder en Baleares, no puede aceptar que nadie ensombrezca su gestión, mucho menos que se crea una especie de “reina madre”. Tiene que llamar a la puerta antes de entrar. Así de claro. Consentir y tolerar la arrogancia y prepotencia por mucho que esté camuflada, oculta o disimulada, no resulta. Además, muchos la detectan y pueden sentirse ofendidos, agredidos o menospreciados. No estamos en época de “Rasputines”. Se precisa más un buen equipo, coordinado, eficaz y eficiente.
Después de conocer conjuras e intrigas, observar como algunos parlamentarios autonómicos han ido y algunos hasta han regresado, fruto todo ello de la salvaje maquinación nacida fuera del archipiélago, enfurece y decepciona que vean allanado el camino por sus desmesurados egoísmos y la falta de interés para servir, aún buscando ser servidos. Así no debería hacerse política, a la larga se pagan las consecuencias. Ya le pasó a Iván IV de Rusia, el Terrible. Entre otros.
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