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Y ustedes ¿qué opinan?


 ✍️ Francesc Jusep Bonnín — Agente de Prensa, cantautor, escritor, poeta, músico y pintor/  

Hoy es un día para pensar, como cualquier día, pero hoy más significadamente en ciertas cosas de la humanidad.
Por ejemplo una de ellas es hacerse unas cuantas preguntas: ¿el porqué del odio entre las personas, o el porqué de ese orgullo avasallador ante cualquier diálogo, o por ejemplo, el porqué de tanta rivalidad entre los políticos, o porqué a menudo, muy a menudo, demasiado a menudo, no se hacen las cosas bién, ante los acontecimientos que se dan cita hoy en la historia de nuestro suelo, de nuestro país.

Y al margen de leyes, edictos, discursos, desasosiego, intervenciones parlamentarias, reuniones, e inútiles ruedas de prensa y comparecencias interminables, que nos hacen crecer las dudas en lugar de aclararnos conceptos.
Interminables idas y venidas, actuaciones fuera de las leyes votadas por todos en la constitución, artículos amenazantes, razones y sin razón, euforias, banderas, rencores pasados, ya pasados, presentes indeseables y futuros "inciertos".

Al margen de todo eso y mucho más, me pregunto también otra cuestión: la de la convivencia.
¿Qué es lo que mueve a las personas a construir o a destruir?

Me gustaría mucho mañana despertarme y que todo hubiera sido un sueño, sí, un sueño.
Y pasear por las calles de mi amada Palma, sin miedo.
Y tomarme un cafetito en alguno de sus muchos cafés, y participar en las tertulias tan nuestras del bar de turno, comprar el periódico en el quiosco de siempre, o unas flores en el tenderete callejero, respirar paz y calma, escuchar el ruido del tráfico cansino de las grandes ciudades, ver gentes, ciudadanos de a pie esperando el bus de turno, o dispuestos a cruzar en el semáforo, o riendo, o comiendo una hamburguesa, caminando con tranquilidad con los amigos, paseando sin distinciones políticas ni víricas por las entrañables calles de siempre, pensando, (estúpida utopía), que el gobierno me protege, que no me miente, que cuida de mí, que es un gobierno honrado.

Ver una ciudad alegre, una ciudad maravillosa, sin grandes preocupaciones, simplemente las que nos dan las cosas sencillas: tomar ese café, el desayuno, echar la quiniela, saludar al vecino, al cartero o a cada uno de los personajes del mercado, y discutir amigablemente de cómo ha subido el pollo o han bajado las zanahorias.

Y tener la bendita sensación de que me están guardando las espaldas.
Sensación que yo, por lo menos, ahora mismo no "tengo".

Sé que a lo mejor, los y las que leáis este comentario me tacharéis de idealista, de ñoño, de torpe, de tonto o de idiota, o estúpido, o más aún, de soñador inútil.
Pero, fijaros, yo no cambiaría todo eso por un clima gris, sin alegría, triste, lleno de rencor, envidias, problemas y muertes inútiles e inaceptables.

Y no lo cambiaría ¿sabéis por qué?
Pues porque no hay más alegría que vivir en una ciudad cualquiera de nuestra tierra, en paz.

Cierto es que en este país mucha gente ha luchado por mantener este estilo de vida en paz, con sus más o menos problemas, pero en paz, la paz que mantenemos desde hace tantos años, y ya digo, con sus más y sus menos, pero mantenida con el esfuerzo de todos y el sacrificio de muchos. No lo echemos a perder.

Al principio de estas letras me preguntaba el porqué de ese orgullo, de ese rencor, de esas envidias:
"Para mandar hay que saber primero obedecer", y dejar ya de vivir en el pasado con continuos reproches porque así no se va a ningún lado.

¿Por qué la gente no es buena a veces? Porque no empatizamos con los demás lo suficiente.

Lo difícil, amigos/as, que seguís mis tostones, lo difícil de la vida es "entender lo fácil que es vivirla", con respeto a los demás, dentro de las leyes establecidas y de una constitución (y todo se puede mejorar, HABLANDO), que nos permitió luchar por las libertades.

Amigas y amigos, con rencores no se construye un país digno, moderno, sin corrupciones de ningún tipo y sin más mentiras.
Un país se construye con verdades, sin libertinajes, pero sí con libertades, JUNTOS, y sobre todo escuchando, sabiendo escuchar al pueblo, que es en verdad soberano, y unos y otros aflojar las cuerdas, que así no se romperán de tanto tirar.

Y para terminar ya, os dejo una leyenda hindú que dice así:
“Tienes que crecer desde dentro hacia afuera, nadie puede enseñarte, nadie puede hacerte espiritual, no, no hay otro maestro sino tu propia alma."

Señorías, es hora, sin tardanza, de que se miren al espejo de una vez.
Y se pregunten en verdad, ¿qué estamos haciendo?
Y se miren a los ojos, sí, sus mismos ojos a través de su espejo, y se pregunten si se sienten honrados, si van a dejar de engañarnos, si van a gobernar para el pueblo, la basca, la peña, la gente buena, que es mucha, de este maravilloso país, al que ustedes parece están empeñados en destruir poco a poco.

La gente, esa basca, esa peña, esas gentes, andan tristes.
¿Y saben ustedes "señorías"?
Me intuyo que es culpa suya.

Porque no predican con el ejemplo, porque hay demasiados rincones oscuros, porque nada está claro, porque hay muchos intereses creados y menos, muchísimo menos, casi me atrevería a decir que ningún interés, por ver qué siente ese pueblo decepcionado por ustedes, los políticos.

Si quieres leer más creaciones del autor, entra al siguiente enlace  👉  Francesc Josep Bonnín

⚠ Nota del Periódico de Baleares
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a su autor o autora colaborador(a) y no reflejan necesariamente la postura editorial del Periódico de Baleares.