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De ídolo del ciclismo a borrar su pasado erótico: la decisión de Cecilia Sopeña que reabre el debate sobre la marca imborrable de internet

 

COINPE/ La ex ciclista profesional Cecilia Sopeña, quien se viralizó tras su incursión en la plataforma OnlyFans, ha decidido acogerse al derecho al olvido, recogido en el Artículo 17 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Su objetivo es eliminar de internet cualquier contenido que ya no refleje quién es en este momento y evitar que su pasado mediático condicione su presente o futuro.

De la carrera profesional al acoso digital

Sopeña fue una ciclista destacada, con más de 100 victorias en su palmarés. Sin embargo, tras pasarse a plataformas de contenido para adultos como OnlyFans, sufrió rechazo, acoso y comentarios despectivos que la empujaron a abandonar el deporte.

En ese contexto, decidió iniciar un proceso legal para proteger su imagen y recuperar el control sobre su identidad pública. “Este mensaje nace desde la verdad de lo que soy hoy… una etapa más consciente, más ordenada, más digna”, afirmó en su comunicado.

Derecho al olvido y defensa jurídica

Cecilia se ampara en el RGPD, artículo 17, que permite a cualquier persona solicitar la eliminación de información personal cuando ya no sea relevante o perjudique su reputación. “Tengo derecho a proteger mi imagen. Tengo derecho al olvido”, declaró, subrayando que todo contenido difundido sin su autorizaciónimágenes, videos, enlaces— será objeto de acciones legales.

También invoca el derecho al honor y la intimidad (Artículo 18 CE) para protegerse de insultos y comentarios ofensivos. Ha advertido que, aunque mantiene algunas cuentas activas por motivos fiscales o contractuales, esas no representan su identidad pública.

¿Es posible borrar lo viral?

Expertos coinciden en que el derecho al olvido puede lograr la desindexación de contenidos en buscadores, pero eliminar totalmente algo que se ha viralizado es prácticamente imposible. Capturas de pantalla, copias en servidores externos y publicaciones en foros aseguran que la huella digital sea difícil de erradicar por completo.

Reflexión: huellas que marcan el futuro

Este caso no solo plantea un debate legal, sino también moral y preventivo. Cuando una persona decide compartir contenido íntimo o polémico en internet, muchas veces piensa en el beneficio inmediato —económico, popularidad, reconocimiento—, pero no en las consecuencias a largo plazo:

-La reputación digital no desaparece con un simple clic.

-Posibles oportunidades laborales o académicas pueden verse afectadas por lo que Google muestre.

-En un futuro, parejas, hijos o el entorno social pueden sufrir un estigma injusto por decisiones del pasado.

En la era digital, lo que hoy parece una decisión libre y rentable puede convertirse mañana en un lastre emocional, profesional y familiar.

Un nuevo capítulo: “Presente limpio. Futuro mío.”

Sopeña afirma que quiere cerrar esa etapa de exposición y enfocarse en una vida alineada con sus valores actuales. “Mi presente es limpio. Y mi futuro… mío”, concluyó.


La libertad de publicar en internet no es gratis: se paga con reputación, privacidad y, a veces, con tranquilidad de por vida. Antes de subir cualquier contenido íntimo o polémico, hay que preguntarse:

“¿Podré vivir con esto si dentro de 10 años mi hijo, mi pareja o mi jefe lo encuentran?”

Porque en la red, lo que se comparte jamás se borra del todo, y muchas veces, cuando quieres empezar de nuevo, descubres que el pasado ya no te pertenece… pero a internet sí.