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Una Historia, un Dibujo: Historia de un vendedor


✍️ Francesc Jusep Bonnín — Agente de Prensa, cantautor, escritor, poeta, músico y pintor/  

Hoy quiero dedicar mi historia a un personaje que ya forma parte de la vida cotidiana de mi barrio.
Su nombre es Gabriel, y le gusta que le conozcan por "Gabriel el cuponero" pues es un vendedor, diría yo, de ilusiones, de la ONCE.

He de decir que no soy muy dado a jugar a los juegos de azar, pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, me gusta comprar un cuponcito, y si no me toca, como es habitual, me queda la satisfacción de haber contribuido a la magnífica labor de esta entidad.

Ya decía en sus tiempos mi padre: "Quien juega por necesidad, pierde por obligación", menuda frase para no hacerle caso.

Pero volvamos a nuestra historia. Después de su desayuno, prontito, en el bar de la esquina, donde yo también tomo mi café matutino, nuestro protagonista enfila hacia su puesto de trabajo, que se ubica a las puertas de un supermercado.

Una vez allí, instala su chiringuito, haga frío o calor, porque él es fiel a su cita con la clientela fija que ya le conoce.

Siempre con la sonrisa en su rostro, es amable, divertido, alegre, desenfadado, y con estas aptitudes es un privilegio que te atienda. Si te has levantado algo triste, él seguramente te hará sonreír. Una buena persona, un cuponero de lujo.

Cuando nos encontramos en la calle, o tomando el café mañanero, o simplemente en la entrada del súper, siempre entablamos conversación, contamos algún que otro chiste, y nos reímos a carcajadas. Esa risa que tanta falta hace en ese mundo gris de la realidad cotidiana.

Y puedo asegurarles de que le echo de menos cuando no está.

Es la pequeña historia de hoy para un gran personaje de la calle, que como muchos otros, visten la barriada de concordia, de cordialidad, de amabilidad con los vecinos. La llenan de ese algo tan entrañable como son las personas de siempre que te encuentras al bajar a tomar tu café, o simplemente a pasear.

Son de alguna forma los artífices de esas tertulias pequeñitas en las catedrales del saber, como el bar de la esquina, pero sobre todo llenan el alma de bondad.

El poema que sigue se lo dedico a él por entero y lo hago extensible a todo aquel o aquella que por las mañanas nos alegran el día: los vendedores de ilusiones, los vendedores de la ONCE.

Una puerta a la ilusión que día a día nos trae esta buena gente, esta gente buena.

Muchas gracias a todos ellos y ellas y en especial a ti, estimado Gabriel.


Si quieres leer más creaciones del autor, entra al siguiente enlace  👉  Francesc Josep Bonnín

⚠ Nota del Periódico de Baleares
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a su autor o autora colaborador(a) y no reflejan necesariamente la postura editorial del Periódico de Baleares.