El extraño remedio medieval que aún encuentra uso en la medicina moderna
Durante siglos, la medicina europea se basó en la teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra). Se creía que las enfermedades aparecían cuando estos fluidos estaban en desequilibrio.
Por eso, uno de los tratamientos más comunes era la sangría, y para ello se utilizaban sanguijuelas que absorbían la sangre del paciente. Este método se aplicaba para casi todo: desde fiebre y dolores de cabeza, hasta problemas cardíacos o enfermedades de la piel.
Aunque hoy sabemos que era un remedio ineficaz (e incluso peligroso), las sanguijuelas médicas se siguen utilizando en la medicina moderna en casos muy específicos, como en microcirugías para mejorar la circulación sanguínea tras un trasplante de piel o un reimplante de dedos.
Un ejemplo curioso de cómo un antiguo “remedio” no ha desaparecido del todo, sino que ha encontrado un lugar en la medicina actual.
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