Del lujo de reyes al objeto cotidiano que hoy todos usamos
En tiempos antiguos, cuando todavía no existían los espejos de vidrio como los conocemos hoy, muchas culturas utilizaban obsidiana volcánica pulida para poder contemplar su reflejo.
Estos espejos primitivos se han encontrado en excavaciones arqueológicas de Anatolia (actual Turquía) y de la cultura azteca en Mesoamérica, y datan de más de 6.000 a 8.000 años de antigüedad.
Con el paso del tiempo, los pueblos fueron mejorando la técnica: primero con placas de cobre, bronce y plata pulida, hasta que en el siglo I d.C. los romanos empezaron a fabricar espejos de vidrio recubiertos con metal.
Lo que hoy es un objeto cotidiano en todos los hogares fue, en su origen, un verdadero artículo de lujo y poder reservado solo para reyes, sacerdotes y clases altas.
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