-->
Sígueme en Facebook  Sígueme en Twitter Sígueme en YouTube Sígueme en Instagram Sígueme en Telegram Sígueme en TikTok

 


El canto que cruzó el mar: la Catedral de Mallorca viaja a Alguer con su Sibil·la

 

✍️ AMC Eventos & Cultura/ Irene Navarro
Cuatro catedrales mediterráneas se unen en un mismo escenario para revivir un canto milenario que ha sobrevivido al tiempo, a los concilios y al olvido

El 24 de octubre, la Catedral de Mallorca llevará su Cant de la Sibil·la hasta la Catedral de Santa Maria de Alguer, en Cerdeña, para participar en el concierto ‘El Cant de la Sibil·la en las Catedrales del Mediterráneo’. Será una cita donde la tradición, el arte y la espiritualidad se fundirán bajo las bóvedas góticas de cuatro templos hermanos: Mallorca, Barcelona, Valencia y Alguer.

Este encuentro, organizado por el Coro Polifónico de Alguer, celebrará su segunda edición tras el estreno en Palma, en enero de 2024. Antes del concierto, a las 11:30 h, se celebrará una mesa redonda en la sala capitular de la catedral sarda con los representantes de las cuatro sedes, entre ellos Mn. Pere Oliver, canónigo y prefecto de Música de la Seu de Mallorca.

Voces que dialogan con los siglos

La voz mallorquina será la de Nadia Akaarir Tomás, miembro de la Capella de la Seu, bajo la dirección de Joan Company. Le acompañarán Gabriele Catalano (Alguer), Mariona Llobera (Barcelona) y Gabriel André Padilla (Valencia). Cuatro intérpretes, cuatro timbres, un mismo eco que recorre los siglos y las costas del Mediterráneo.

El Cant de la Sibil·la, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, representa el Juicio Final cantado por una figura femenina que empuña una espada mientras anuncia los presagios de la Sibila eritrea. Es el único personaje del mundo pagano que sobrevivió a la irrupción del cristianismo y que, pese al Concilio de Trento, logró mantener su lugar en la liturgia gracias a la devoción popular.

Mallorca y Alguer: un mismo eco ancestral

El vínculo entre Mallorca y Alguer no es solo histórico o lingüístico: es también espiritual y musical. Ambas ciudades mantuvieron viva una tradición que se interrumpió solo por breves periodos, resistiendo a los cambios y manteniendo la esencia de un canto que aún hoy estremece.

El Cant de la Sibil·la no solo anuncia el fin del mundo: anuncia también la permanencia de la cultura frente al paso del tiempo. Y este octubre, su voz cruzará el mar para recordarnos que el Mediterráneo también canta.

Porque la cultura no se cuenta, se vive. Nos leemos en la próxima.