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Intestino permeable, cuando tu barrera más importante se debilita



✍ Virginia Quetglas, naturópata diplomada y divulgadora de la alimentación saludable/

Durante los últimos años, se ha descubierto que gran parte de los problemas inflamatorios, digestivos y autoinmunes tienen su origen en un punto clave: nuestro intestino. Más concretamente, en un fenómeno conocido como intestino permeable.

🌿 ¿Qué significa tener el intestino permeable?

Imagina que tus intestinos son una muralla perfectamente construida. Sus ladrillos son las células intestinales y su cemento son las uniones que las mantienen selladas. Cuando todo está en orden, los nutrientes pasan al torrente sanguíneo, pero los tóxicos, bacterias o restos de alimentos no digeridos quedan fuera.

Sin embargo, cuando esta muralla se debilita, las uniones se abren momentáneamente, permitiendo el paso de sustancias no deseadas. Esa pequeña “fuga” activa al sistema inmunitario, que responde con inflamación para defendernos. Si esta situación se repite una y otra vez, se genera una inflamación crónica que puede afectar a todo el organismo.

Y es aquí donde entra en juego una proteína llamada zonulina, la gran responsable de abrir (o cerrar) esas compuertas intestinales. Ciertos estímulos —como el gluten, las infecciones o el estrés— activan su producción, provocando esa permeabilidad.

🔥 Causas más comunes del intestino permeable

Aunque existe cierta predisposición genética, los principales factores que lo desencadenan son externos, y muchos dependen de nuestros hábitos. Entre ellos:

.     Consumo excesivo de gluten, especialmente el de trigo moderno, mucho más concentrado.

.     Estrés crónico y niveles altos de cortisol.

.     Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (como ibuprofeno o aspirina).

.     Alcohol, tabaco y obesidad.

.     Una dieta alta en grasas saturadas y azúcares refinados, típica de la alimentación occidental.

.     Una dieta pobre en fibra, que debilita a las bacterias que producen mucosa intestinal.

.     Pesticidas, herbicidas y químicos ambientales.

Todos estos factores alteran la microbiota intestinal, reduciendo las bacterias protectoras y permitiendo que los patógenos o los hongos invadan el terreno.

🦠 El papel de la microbiota protectora

Si tu microbiota protectora está debilitada, tu barrera intestinal será más frágil. Estas bacterias se alimentan de fibra vegetal y almidón resistente, presentes en alimentos como el plátano verde, la patata cocida y refrigerada, la avena o las legumbres.

Cuando las descuidamos, mueren de hambre y las bacterias dañinas toman el control, generando más inflamación y abriendo aún más la barrera intestinal.

🌾 El gluten y su papel clave

El gluten, especialmente en exceso o en su versión industrial moderna, puede ser un potente activador de la ruta de la zonulina. Si no digieres bien el gluten o ya tienes cierta permeabilidad, sus partículas sin descomponer pasan al torrente sanguíneo, donde el sistema inmunitario las confunde con un enemigo.

Esto provoca una reacción inflamatoria que, con el tiempo, puede afectar órganos como la tiroides, las articulaciones o el cerebro.

No se trata de eliminar el gluten completamente (salvo que seas celíaca), sino de elegir mejor su fuente y calidad: panes de espelta o centeno 100 %, trigo sarraceno o quinoa, y sobre todo, rotar los cereales para no sobrecargar al sistema.

🫘 Las lectinas y cómo reducirlas

.     Las lectinas, presentes en cereales y legumbres, también pueden contribuir a la permeabilidad intestinal. La buena noticia es que puedes reducirlas fácilmente:

.     Deja las legumbres en remojo y cambia el agua varias veces antes de cocinarlas.

.     Usa la olla a presión, que elimina casi por completo las lectinas.

.     Si las legumbres te inflaman o te resultan indigestas, puede ser un signo de disbiosis: tus bacterias degradadoras de fibra necesitan refuerzo.

⚠️ En resumen, lo que daña tu intestino

.     Medicamentos como ibuprofeno o antiácidos.

.     Exceso de gluten y lácteos industriales.

.     Azúcar, especialmente la fructosa concentrada.

.     Grasas trans y saturadas.

.     Estrés crónico y cortisol elevado.

.     Pesticidas y parásitos intestinales.

🌱 Lo que sana y protege tu barrera intestinal

.     Frutas y verduras frescas (ricas en polifenoles y antioxidantes).

.     Legumbres y cereales integrales (fuente de almidón resistente).

.     Alimentos fermentados: kéfir, kombucha, chucrut, yogur vegetal.

.     Suplementos y nutrientes como glutamina, melena de león, vitamina D y quercetina.

.     Ejercicio regular, descanso adecuado y gestión del estrés.

Y no olvides algo fundamental: desparasítate al menos una vez al año. Los parásitos intestinales son grandes enemigos de la mucosa y alteran profundamente tu microbiota.

✨ Conclusión

Tu intestino es el filtro que decide qué entra y qué no en tu cuerpo. Cuidarlo es cuidar de ti desde dentro. Porque cuando tu barrera intestinal se fortalece, la inflamación se reduce, la energía aumenta y el cuerpo recupera su equilibrio natural.

Mañana seguiremos con la segunda parte: cómo sanar y regenerar tu intestino de manera natural. Hasta entonces, cuida tus bacterias, come fibra, respira profundo y dale a tu cuerpo el descanso que merece.

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👉 Comparte tus experiencias o dudas en los comentarios y ayuda a difundir esta información con quienes más lo necesiten.

  Que el amor, la paz y la salud siempre te acompañen.