Cuando hace frío, tu cuerpo activa mecanismos naturales para mantener la temperatura, y eso consume mucha más energía de lo normal. Por eso, en ambientes fríos puedes quemar más calorías sin darte cuenta.
Termogénesis por escalofríos:
Cuando tiemblas, tus músculos se contraen rápidamente para generar calor. Es un proceso que quema glucosa a gran velocidad.
Termogénesis sin escalofríos:
Incluso sin temblar, tu cuerpo activa la grasa parda, un tipo de grasa “buena” cuyo trabajo principal es quemar calorías para producir calor.
Conversión de grasa blanca en grasa parda:
La exposición al frío puede hacer que parte de la grasa blanca se vuelva más “activa”, ayudando a quemar aún más energía.
En resumen, el frío obliga a tu organismo a trabajar más para mantenerte caliente… y ese esfuerzo extra se traduce en mayor gasto calórico.
¿Quieres conocer más curiosidades que te sorprenderán? Descúbrelas todas en nuestra sección especial 👉 Sabías Por Qué






