Si te encanta el pan recién hecho pero al día siguiente lo encuentras duro o seco, este truco casero te encantará. Es fácil, natural y no altera el sabor del pan.
Paso 1: Guarda el pan en una bolsa de tela o de papel, nunca de plástico. El plástico atrapa la humedad y hace que el pan se ponga blando por fuera pero seco por dentro.
Paso 2: Coloca dentro de la panera o dentro de la bolsa una manzana o una patata pelada y cortada por la mitad. Ambas liberan una ligera humedad que evita que el pan se reseque.
Paso 3: Cambia la manzana o la patata cada dos o tres días, según la temperatura ambiente. Si hace mucho calor, mejor revisarlo a diario para que no se oxide o fermente.
Consejo extra: Si el pan ya está un poco duro, rocíalo con unas gotas de agua, envuélvelo en papel de horno y caliéntalo 5 minutos en el horno a 180 °C. Quedará casi como recién hecho.
Con este método tradicional, el pan se mantiene fresco más tiempo y conserva ese delicioso aroma a pan artesanal.







