✍ Virginia Quetglas, naturópata diplomada y divulgadora de la alimentación saludable/
El envejecimiento no es una enfermedad. Es simplemente la acumulación de años y de experiencias, el reflejo del tiempo que hemos vivido y de cómo lo hemos vivido.
La supervivencia y la longevidad dependen de muchos factores, pero uno de los más importantes es la capacidad de reparación del organismo.
Con el paso de los años, esta capacidad se reduce de forma natural. Las células se dividen más despacio, los tejidos se regeneran con menos eficacia y los sistemas de defensa pierden precisión. Sin embargo, este proceso no es lineal ni inevitable: puede acelerarse o frenarse dependiendo de cómo nos alimentamos, de cuánto estrés acumulamos y del estilo de vida que elegimos cada día.
La edad biológica y la edad que sentimos
En cualquier organismo, el envejecimiento comienza cuando se alcanza la madurez sexual.
Nuestros genes están programados para mantenernos sanos y fuertes hasta el final de la etapa reproductiva. A partir de ahí, la naturaleza deja en nuestras manos el resto del camino.
Y es ahí donde entra en juego nuestra responsabilidad personal.
No existen genes del envejecimiento, sino genes de mantenimiento. De nosotros depende mantenerlos activos con buenos hábitos, movimiento, descanso, gestión emocional y una alimentación adecuada.
La ciencia del envejecimiento: reparar para vivir más y mejor
Hoy sabemos que el envejecimiento no solo puede ralentizarse, sino que en muchos aspectos puede revertirse.
Factores moleculares como AMPK, las sirtuinas y mTOR —claves en la regulación de la energía, el metabolismo y la reparación celular— pueden modularse en la dirección correcta con herramientas naturales y al alcance de todos:
🌿 El ejercicio físico regular, que activa la producción de energía y la reparación celular.
🥗 La alimentación equilibrada y antiinflamatoria, que reduce el estrés oxidativo.
🕊️ La hormesis intermitente, esos pequeños desafíos al cuerpo (como el ayuno controlado o el contraste de temperaturas) que lo fortalecen.
💊 Los suplementos adecuados, siempre personalizados y basados en evidencia científica.
De todo esto hablaremos en profundidad durante los próximos meses, así que te invito a mantenerte atento al blog y a leer las entradas anteriores si aún no lo has hecho.
¿Hasta dónde podemos llegar?
La mayoría de los científicos coinciden en que no sabemos con exactitud cuánto puede vivir un ser humano, aunque estiman que el límite biológico podría situarse alrededor de los 120 años.
Y si podemos alcanzar esa edad, hagámoslo con dignidad, lucidez y alegría: con una mente ágil, un cuerpo funcional y un organismo libre de inflamación y enfermedades degenerativas.
Porque vivir más no tiene sentido si no aprendemos también a vivir mejor.
Así que cuidemos cada día de lo que tenemos.
Si algún día tenemos que morir, que sea porque nuestro cuerpo ya ha dado todo lo que podía dar, no porque lo hayamos desgastado antes de tiempo.
Y que hasta el último segundo podamos seguir disfrutando del regalo más preciado: la vida.
✨ Conclusión:
El envejecimiento no es algo que debamos temer, sino comprender. Cada célula tiene la capacidad de repararse y regenerarse si le damos las condiciones adecuadas. El secreto no está en frenar el reloj, sino en aprender a acompañarlo con conciencia, salud y gratitud.
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Juntos encontraremos el camino adaptado a ti para sentirte más joven por dentro y por fuera.
¿Todavía piensas que envejecer siempre significa perder calidad de vida?
Empieza hoy a cuidar tu salud con amor y conciencia.
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