Los delfines son uno de los animales más fascinantes del océano, no solo por su inteligencia y su capacidad de comunicación, sino también por la manera tan peculiar en la que duermen. A diferencia de los humanos y de la mayoría de los mamíferos terrestres, los delfines no pueden desconectarse por completo cuando descansan. Su vida en el agua les exige mantenerse atentos incluso en sus momentos de sueño, y por ello han desarrollado una estrategia extraordinaria: duermen con un ojo abierto y solo la mitad del cerebro descansando.
Este mecanismo, conocido como sueño unihemisférico, permite que mientras un hemisferio cerebral entra en un estado de reposo, el otro permanezca activo. Gracias a ello pueden seguir nadando lentamente, controlar su respiración, ya que los delfines deben subir a la superficie de forma consciente para tomar aire y vigilar la presencia de depredadores o peligros en su entorno.
Durante esta fase, el ojo opuesto al hemisferio despierto permanece abierto, actuando como un “centinela” que supervisa lo que ocurre alrededor. Pasado un tiempo, el proceso se invierte: la parte del cerebro que estaba activa descansa, y la que dormía toma el control. Así logran completar sus ciclos de sueño sin quedar totalmente indefensos en el océano.
Este tipo de adaptación es tan eficiente que no solo se observa en delfines, sino también en otras especies marinas como las marsopas o las ballenas, e incluso en algunas aves que necesitan mantenerse alertas durante largos vuelos migratorios.
La forma de dormir de los delfines es un recordatorio más de cómo la evolución moldea comportamientos únicos para garantizar la supervivencia. En el caso de estos increíbles mamíferos marinos, su descanso es tan inteligente como su vida cotidiana.
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