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Son Buñola



✍️ Tomeu Pizá — Abogado, Economista y Profesor /

Son Buñola, en Bañalbufar, tiene una muy dilatada historia moderna. El amor de unos emigrantes a su isla y su afán emprendedor hicieron posible que uno de los hermanos Puig Canals —José, a la derecha de la imagen— transformara un bello espacio de Buñola Sa Mar. A la izquierda aparece Juan y, en el centro, la esposa de ambos, Juanita Marqués. Aclaremos esto.

Juan Puig nació en Sóller (1885). Se estableció en Tabasco (México) con su primera empresa: una fábrica de galletas a principios del siglo XX. La Revolución impidió que siguiera su labor industrial por el saqueo de caudillos y demás fuerzas revolucionarias, especialmente de Francisco Villa. Decide cerrar y trasladarse a Puerto Rico. Allí conoce a la señorita Juana Marqués, con quien contrae matrimonio. En uno de sus viajes a Venezuela decide establecerse en este país. Inicia una expansión fruto de mucho trabajo y buenas relaciones. En 1911 funda su primera fábrica de galletas, aún vigente en gran parte de América.
Desgraciadamente, y en pleno apogeo como empresario, fallece en 1917 a los 32 años. Su viuda llama a su cuñado José, que se encontraba en Mallorca, para que se haga cargo de las empresas. Deciden vender todas las compañías y quedarse solo con la fábrica de galletas y chocolates. En 1919 registran bajo la figura de comandita “José Puig & Cía.” donde figuraban como socios José Puig, Juana Marqués de Puig e hijos.

Personalmente conocí a D. José Puig (Don Pep). A menudo compartíamos tertulias sentados en un banco de madera en la clasta de Son Buñola. Era muy mayor y gustaba de contar anécdotas. Y a mí, escucharlas.

Doña Juanita y su hija, Doña Magda, fueron una buena fuente de información y curiosidades. Poco, pero conocí también a los hijos de Juan y José Puig Canals, llamados José y Emilio, así como a sus familias. Especialmente a las hijas, que tenían aproximadamente la misma edad que mi esposa. Doña Magda Puig fue quien gestionaba la finca de Son Buñola hasta que se vendió por primera vez al Sr. Branson.

En la actualidad, las empresas productoras de galletas María Puig, de soda y muchas más variedades siguen siendo muy apreciadas.

Desde la época de Don Pep hasta Doña Magda, conseguí amar este trozo de tierra y mar, entre S'Alquería Rotja (Son Coll) y Bañalbufar. Son Buñola tiene innumerables anécdotas, algunas de las cuales ya compartí con Sir Richard Branson, que siempre ha amado este lugar desde el primer día que lo vio.

Sir Richard Branson (18 de julio de 1950) inauguró recientemente un establecimiento hotelero en la antigua propiedad de los Zaforteza, Son Buñola. Adquirida inicialmente por José Puig de Sóller, fueron sus descendientes quienes la vendieron por primera vez a Sir Branson; ocurre que la adquirió por segunda vez recientemente.

En el municipio de Bañalbufar, el valle donde actualmente están las possessions de Son Bujosa, Son Coll, Son Balagueret, Son Valentí y Son Buñola conforma un paisaje productivo y bello. Su tierra fértil, manantiales y clima templado lo hacen único.

El topónimo de Son Buñola durante los siglos XIII y XIV dio nombre a toda esta zona. En ocasiones fue denominada Buñola Sa Mar, Buñola de Bañalbufar o, simplemente, Buñola. No debe confundirse con la villa mallorquina de Buñola.

S’Alquería de Sa Torre era, sin duda, la explotación agropecuaria más importante del Valle Buñola Sa Mar. Antes de 1272 se la llamó alqueriam meam maiores de la Torra, quan habeo in Valle Buñola Sa Mar. Comprendía, grosso modo, desde el actual Hort de sa Torre (S) hasta el mar (N), y desde S’Alqueria Rotja (E) hasta la Bastida (W).

Merece comentar la existencia de un cementerio en una cavidad de Es Corral Fals (Camí d’Abax) y numerosos vestigios arqueológicos. También restos de lo que fueron el precedente a las atalayas de defensa de nuestro litoral. Son Buñola conserva una torre cuadrada de cubierta plana, característica de la zona.

El ma’jil o técnica de construcción del sistema hidráulico que permitía la conducción y almacenamiento de agua, junto a la organización social, es un verdadero alarde de ingeniería. Poco tuvieron que añadir los conquistadores. El término ma’jil se usa erróneamente para designar bancales, acequias y estanques, pero en realidad significa “un periodo de tiempo determinado”. Parece ser que este sistema nace en el año 903.

El sistema de captación y distribución de agua —qanat, safareix y acequias— representa toda una obra de ingeniería. Las bóvedas en las minas mediante piedras puntiagudas, sin argamasa, son impresionantes.
Tal vez lo más curioso sea la existencia de una fuente de agua dulce a tres metros de profundidad y a seis de la costa en Es Péx Menut.



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Bibliografía:

Homenatge a Guillem Rosselló Bordoy, de Ramón Rosselló y Jaume Albertí (2002).

Vigilància Marítima a Banyalbufar (Josep Segura Salado. 1998).

Guia de passeig (Gaspar Valero y Jaume Albertí. 2000).

Banyalbufar i la Seva història (Toni Sastre 1998)