La soledad de la palabra existe,
como también existe la pared, el muro,
existe la sensación de la locura,
y existe felicidad, lo sé y lo juro.
El hombre buscador de su existencia
intenta en el intento de intentarlo,
buscar las intenciones que le lleven
a ser su juez, verdugo y emisario.
La soledad del alma sobrevive,
la ternura, la ilusión por la quimera,
y florece en algún sitio de la vida
la utopía de la eterna primavera.
Qué más puedo decir que no interfiera
en creencias ajenas a lo mío,
no quiero convenceros de mis cosas,
pero existe felicidad, lo sé y lo juro.
Francesc Jusep Bonnín
Escritor, Poeta, Cantautor
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