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Sindicalismo de fiesta, corrupción y Fondos Públicos: La Gran traición a los trabajadores el 1 de Mayo

Francisco José Castillo Navarro, Director General del Grupo Periódico  de Baleares, Presidente Fundador de AMC/                 

El próximo 1 de mayo, los sindicatos mayoritarios según ellos mismos CCOO y UGT, llaman a la movilización “en defensa de los trabajadores”. Lo que debería ser un acto de reivindicación obrera se ha convertido en una caricatura cínica. La credibilidad de estos sindicatos está en entredicho desde hace años, y no por conspiraciones, sino por hechos judiciales, sentencias firmes y un descarado alejamiento de los trabajadores que dicen representar.

Mientras ellos piden más derechos y condiciones dignas para los trabajadores, muchos de sus liberados sindicales puestos por los que cobran sin trabajar siguen cobrando sus sueldos íntegros, pagados con el dinero de todos los contribuyentes. Un ejército de “comegambas” que viven de la subvención pública, asistiendo a comités, comisiones y asambleas internas mientras el resto de sus compañeros sigue en las fábricas, oficinas o talleres.

No es exageración: es una práctica institucionalizada. En lugar de dar ejemplo de austeridad y compromiso, algunos miembros de UGT y CCOO celebran paellas y fiestas con música tras las manifestaciones, como si la lucha sindical se resolviera con brindis y verbenas. ¿Quién paga esa fiesta? Pues usted, lector. El dinero sale, cómo no, de fondos públicos.

Y si el retrato no fuera ya lo bastante desolador, repasemos los hechos más contundentes: las sentencias judiciales.

Sentencias de corrupción

En 2024, la Audiencia de Sevilla condenó al exlíder de UGT Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, a tres años de cárcel y una multa de 50 millones de euros por desviar más de 40 millones en fondos públicos. ¿El modus operandi? Facturas falsas, infladas y cursos de formación fantasma. Un escándalo de manual.

En Asturias, la antigua cúpula de UGT fue también condenada por fraude en subvenciones de formación. El exsecretario general Justo Rodríguez Braga fue sentenciado a casi tres años de cárcel. Y en paralelo, CCOO y UGT en Andalucía enfrentan denuncias por no devolver 6,7 millones de euros de dinero público tras gestionar fraudulentamente residencias de tiempo libre.

Por si fuera poco, el Tribunal de Cuentas ha iniciado procesos para embargar cerca de 50 inmuebles de UGT en toda España. La razón: no han devuelto casi 10 millones de euros relacionados con el caso de los ERE. La corrupción sindical ya no es una sospecha: es un hecho documentado, juzgado y condenado.

¿Dónde está la Lucha Obrera?

La gran ironía es que muchos de los sindicalistas actuales carecen de formación académica o experiencia profesional fuera del sindicato. Personas que entraron jóvenes en el aparato sindical y no han salido nunca, porque sencillamente, han hecho de él su forma de vida. No representan al trabajador medio; representan a una élite burocrática sostenida con subvenciones millonarias (más de 227 millones recibidos entre 2019 y 2023).

Han olvidado lo que fue la lucha sindical. La dignidad obrera se ha transformado en clientelismo político, en puestos liberados, en fiestas financiadas con dinero público y en la absoluta desconexión con la realidad laboral.

¿Por qué se celebra realmente el 1 de mayo?

El Día Internacional del Trabajo conmemora los Mártires de Chicago, un grupo de trabajadores que en 1886, en Estados Unidos, iniciaron una huelga para exigir la jornada laboral de 8 horas. La protesta fue brutalmente reprimida, y varios líderes obreros fueron ejecutados tras un juicio manipulado. Fue un acto de resistencia heroica, no de clientelismo.

Por tanto, el 1 de mayo no es un día para que los sindicatos actuales se cuelguen medallas ni hagan fiestas con dinero ajeno. Es una fecha para recordar a quienes lucharon de verdad, incluso con su vida, por los derechos que hoy algunos gestionan con negligencia y corrupción.


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