Cada semana, en Civismo Real, nos asomamos a pequeñas escenas cotidianas que reflejan el respeto —o la falta de él— por el entorno que compartimos. Esta vez, hablamos de algo tan básico como tirar la basura en su sitio.
Cómo nos perjudica la mala gestión de los residuos en la vía pública
– En muchas esquinas de nuestros barrios, los contenedores de basura se han convertido en testigos silenciosos de una extraña paradoja: están ahí, visibles, accesibles, y sin embargo, parecen invisibles para algunos.
– Bolsas dejadas fuera
– Muebles abandonados sin previo aviso
– Escombros que nadie se atreve a recoger
Y lo peor es que esa mala costumbre acaba normalizándose, como si fuera lo lógico, como si no tuviera consecuencias.
Pero el civismo también se demuestra cuando nadie nos ve, cuando no buscamos aplausos, cuando simplemente hacemos lo correcto.
Los servicios de limpieza hacen su parte, pero el espacio público es responsabilidad de todos.
Cuidarlo, respetarlo y dejarlo en condiciones dignas es una forma de cuidarnos entre vecinos.
No se trata solo de tirar la basura dentro, se trata de entender que el entorno que compartimos refleja quiénes somos como comunidad
Porque el contenedor no es invisible y tampoco lo son nuestros actos.
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