Un día para recordar que dar también enriquece a quien ofrece
El 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Caridad — una jornada proclamada por la Asamblea General de la ONU en 2012 con un propósito muy claro: concienciar sobre la necesidad de promover la solidaridad y el apoyo a los más vulnerables.
La fecha fue elegida en honor al fallecimiento de Madre Teresa de Calcuta, ocurrido el 5 de septiembre de 1997. Ella dedicó su vida a los más pobres y necesitados, convirtiéndose en un símbolo mundial de la compasión, la entrega y el servicio desinteresado.
La caridad no se limita a una donación económica — también abarca gestos sencillos de bondad, acompañar a quienes se sienten solos, ofrecer tiempo para actividades de voluntariado o brindar ayuda en momentos de crisis. Cada pequeña acción suma y genera un impacto real en la vida de alguien.
En un mundo marcado por desigualdades, guerras y desastres naturales — la caridad se presenta como un lenguaje universal que une a las personas más allá de credos, fronteras o ideologías. Es un recordatorio de que todos podemos ser parte del cambio y que, incluso con poco, se puede transformar mucho.
Este día nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y a recordar que la verdadera riqueza no se mide en lo que acumulamos — sino en lo que somos capaces de compartir con quienes más lo necesitan.








