Un barco hallado intacto, pero sin un solo tripulante a bordo
El 4 de diciembre de 1872, en aguas del Atlántico, cerca de las islas Azores, un barco mercante llamado Mary Celeste fue encontrado navegando a la deriva. A simple vista parecía en buen estado: las velas estaban desplegadas en parte, había provisiones suficientes para meses y la carga de alcohol industrial permanecía intacta. Sin embargo, había un detalle escalofriante: a bordo no había nadie.
El Mary Celeste había zarpado de Nueva York con destino a Génova, tripulado por siete marineros bajo el mando del capitán Benjamin Briggs, acompañado de su esposa y su hija pequeña. Cuando la nave fue descubierta, no había señales de lucha, ni de tormenta, ni de abordaje. El único bote salvavidas había desaparecido, así como el sextante y algunos documentos de navegación. Todo lo demás permanecía en orden: la ropa, la comida y hasta los enseres personales de la familia.
¿Qué pudo haber sucedido? Una de las teorías apunta a que los vapores del cargamento de alcohol pudieron provocar un pánico repentino, haciendo que la tripulación abandonara el barco precipitadamente. Otros sospechan de un posible ataque pirata, aunque no había rastro de violencia ni saqueo. También se habló de un motín, de una evacuación ordenada por el capitán o incluso de fenómenos sobrenaturales.
Lo cierto es que, más de 150 años después, el Mary Celeste sigue siendo recordado como el más famoso de los barcos fantasma. Su tripulación desapareció sin dejar rastro y, pese a las investigaciones, la verdad sobre lo ocurrido continúa siendo un misterio que el mar aún guarda en silencio.
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