El sorprendente caso de Jeanne Calment
La francesa Jeanne Calment ostenta el récord mundial de longevidad más documentado de la historia: vivió 122 años y 164 días, desde 1875 hasta 1997. Su vida fue un verdadero recorrido por más de un siglo de historia, presenciando dos guerras mundiales, la invención de la electricidad, el cine, la televisión, los ordenadores y hasta el inicio de internet.
Un hábito inesperado
Uno de los detalles más curiosos de su biografía es que fumó hasta los 117 años. Comenzó de joven y nunca abandonó del todo el hábito, aunque con el tiempo redujo la cantidad. Según los médicos que la atendían, muchas veces encendía un cigarrillo solo para dar un par de caladas y apagarlo.
Una vida fuera de lo común
Además de su longevidad, Jeanne Calment es recordada por haber conocido a Vincent van Gogh en su juventud: ella trabajaba en la tienda de su tío, donde el pintor acudía a comprar materiales. “Era feo, maleducado y olía a alcohol”, recordaba con franqueza la anciana en sus entrevistas.
Genética, carácter y estilo de vida
Aunque la ciencia advierte de los riesgos del tabaco, su caso fue una excepción a la regla. Los especialistas creen que su longevidad se debió a una combinación de genética privilegiada, dieta mediterránea (rica en aceite de oliva, frutas y verduras), una vida activa hasta bien entrada la vejez y, sobre todo, un carácter positivo y con gran sentido del humor. Ella misma solía bromear: “Tengo solo un arruga, y estoy sentada encima de ella”.
Un legado para la ciencia
Su edad fue rigurosamente verificada por equipos de investigadores en tres continentes, que estudiaron documentos oficiales, actas de nacimiento y registros médicos. Hasta hoy, nadie ha superado su récord oficialmente reconocido, lo que convierte a Jeanne Calment en un caso único en la historia de la humanidad.
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