Los colores sagrados que protegen y atraen la buena fortuna
En la cultura oriental, nada es casualidad, y los colores de los templos tampoco. El rojo simboliza la protección, la energía vital y la purificación. Según las creencias budistas y sintoístas, este color aleja los malos espíritus y las enfermedades, razón por la cual muchas puertas sagradas —como los torii japoneses— están pintadas de rojo bermellón.
El dorado, por su parte, representa la sabiduría y la iluminación espiritual. En muchos templos, los techos o estatuas doradas evocan la presencia divina y la pureza del espíritu.
Juntos, el rojo y el dorado transmiten poder, respeto y prosperidad, colores elegidos para honrar a los dioses y elevar la vibración espiritual del lugar.
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