Si pudiera retroceder a otros tiempos
volvería a tener la sensación
de que todo era más amable
de que nada se asemejaba a la ficción .
El pan era pan y los amigos, amigos,
la verbena , la fiesta, la tradición,
incluso el aire era más respirable
y cada uno tenía su canción.
El colegio era en blanco y negro,
tener amigos, una bendición ,
hacernos los juguetes, una empresa
que requería mucha imaginación.
Jugar en la calle, un privilegio,
y una bicicleta, una ilusión,
las "tiritas" eran recuerdos de batallas,
y las heridas se lavaban con jabón.
Con las chapas de refrescos de colores
la vuelta ciclista en emoción
y era una fiesta tener cartera nueva
y un reloj en primera comunión.
Si pudiera retroceder a otros tiempos,
olería a sofrito y coliflor,
a la vecina en casa a por azúcar,
y la tele en blanco y negro en el salón.
No necesitaba ni móvil, ni tarjetas
ropa de moda y ni siquiera ordenador,
era feliz en casa "los abuelos"
y mil macetas colgaban del balcón.
En mi barrio la gente saludaba,
incluso encontré un primer amor,
Navidad, Semana Santa, diferentes
a lo que son en el día de hoy.
Los veranos, geniales en la playa,
y el seiscientos cargado a mogollón
de cosas que no eran necesarias
para pegarse en domingo un chapuzón.
La arenas de las calas eran oasis,
disfrutando de toda aquella extensión,
y en San Telmo nos comíamos la paella
sentados a la mesa en bañador.
El "Meyba" era moda en aquel tiempo,
y en el agua se convertía en flotador,
la mar era azul y a ratos verde
y navegaba el llaüt del pescador.
Mediterráneas latinas recortaban
contraluces a la calor del sol,
y el horizonte parecía besarse
con la mar, en eterna canción.
Y al crecer, recuerdo los guateques,
"PERPETUMEMNER" rezaba aquel letrero
del tocadiscos, última generación,
y después de las regatas del domingo,
las fiestas que no eran de botellón.
Y crecí entre estudios y entre amigos,
tradiciones que poco a poco se van,
el respeto a los abuelos y a los padres,
la revalida el Preu y la ilusión
de mirar al futuro con el ansia
de cumplir con nuestra formación.
La carrera, los Lewis y el lacoste,
la primera Lobito de Bultaco,
el correr delante de los grises,
y el primer beso de amor en "El Rincón"
los variados de Cas Sogre
y las regatas, el Mallorca, y la partida de ping pong,
y esa foto en la pared colgada
por recordar nuestra primera excursión.
Si pudiera volver atrás, a esos tiempos,
sería más feliz que en tiempos de hoy,
dónde la tertulia y el diálogo se mueven
con el teclado de un ordenador,
y andamos sumergidos por las calles
con el móvil, los cascos y sin dios.
Podría contaros en verso mil historias,
de esos años que se pintaban bellos,
pero me quedo con esta frase solo,
amigos míos "Y que tiempos aquellos".
✍ Francesc Jusep Bonnín
Escritor, Poeta, Pintor, Cantautor.
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