"Tempus fugit"

 

Siempre me ha llamado la atención, desde pequeño, la leyenda en el carrillón de pared de casa de mis abuelos "Tempus fugit" y efectivamente el tiempo se va, prueba de ello que ya estamos en el último día del 2024, un año políticamente nefasto, económicamente absurdo, mundialmente trágico, ecológicamente incierto.

Perdón por mi pesimismo, aunque justificado. Yo soy optimista por naturaleza, pero oí decir a una persona cabal: "Un optimista es un pesimista bien informado".

Estados de ánimo aparte, la imagen del año que se nos va se reproduce gráficamente como un abuelete con bastón y barba blanca, recibiendo al nuevo año representado por un bebé recién nacido.
Y uno, como siempre, se pregunta: ¿qué nos traerá de nuevo ese bebé?
Pues las expectativas de nuestro querido planeta y sus habitantes no parece que se vayan a arreglar con su llegada.

Al margen de todas estas elucubraciones de alguien que va para mayor, quiero pedirle al año nuevo, ese que está llamando a las puertas de esta casa que es el mundo, unas cuantas cositas y, como cabe esperar dada mi condición —eso dicen— de poeta, lo voy a hacer en verso.

"Quisiera"

Quisiera escribir una canción más
pero sin ser un himno o una plegaria,
solamente una canción más
para intentar entender
qué es lo que pasa.

La tierra se rebela, igual el cielo,
todo lo natural, manipulado.
Por otra parte, la mar
también se queja
de no haberla querido y respetado.

Saber qué le pasa al ser humano,
inmerso en discusiones indecentes
por gobernar al otro sin tapujos
y así manejar bien todas las gentes.

Las ansias de poder y de dinero
traspasan el valor de la decencia,
esa que demanda el pueblo llano
y que sin duda brilla por su ausencia.

Qué pena, quien por sus ideales
cargándose cultura y tradiciones
no tiene en cuenta ideales ajenos,
idiomas, costumbres, e ilusiones.

El ansia que tiene cada uno
de esa libertad mal entendida
ahoga la libertad de muchos otros
que su propia libertad les solicita.

El "Tempus fugit" que reza en los relojes
nos aplasta más, si cabe, cada día.
Y mientras, todo eso pasa en este mundo
de idiotas, indecentes y mentiras.

Y vamos muriendo poco a poco
sin saber entender qué es la empatía,
sin siquiera saber cómo se siente
quien reparte libertades y alegrías.

Y ese "Yo", al que algunos llaman poeta,
cantautor de infinitas ilusiones,
utopías, y ciertas sensaciones,
aferrado a su dulce y fiel guitarra,
intentará no morir en el intento
de averiguar ciertamente lo que pasa.

✍ Francesc Jusep Bonnín

Escritor, Poeta, Cantautor