✍Global Castillo/ La familia de María Matilde Muñoz Cazorla, la española de 72 años desaparecida hace casi dos meses en la isla indonesia de Lombok, considera que se trata de “un crimen de manual” y reclama a las autoridades del país asiático y a Interpol que intensifiquen la investigación.
‘Mati’, nacida en Galicia y residente en Baleares, fue vista por última vez cerca del hotel Bumi Aditya, en la playa de Senggigi, donde se alojaba. Desde entonces dejó de contestar mensajes y llamadas.
El sobrino de la desaparecida y portavoz de la familia, Ignacio Vilariño, ha señalado que existen “contradicciones evidentes” en las declaraciones de varios empleados del hotel, lo que genera “serias dudas” sobre su posible implicación. “Nos carcome que nadie haya sido llevado a declarar; los fallos y despistes de quienes regentan el hotel muestran que están en el ajo”, denunció.
Seis días después de la desaparición, una empleada recibió un mensaje desde el móvil de Mati en el que supuestamente decía que viajaba a Laos. La familia cree que alguien más redactó esos textos con el fin de fabricar una coartada.
Hallan sus pertenencias en la basura del hotel
La Policía indonesia encontró días atrás parte de las pertenencias de la española —ropa, libros, anotaciones y sandalias— en la zona de basuras del hotel. Sin embargo, no han aparecido su pasaporte, sus tarjetas de crédito ni su teléfono móvil, lo que refuerza las sospechas de un delito violento o de un intento deliberado de ocultar pruebas.
La familia critica también que la Policía Científica tardara varias semanas en registrar la habitación de la desaparecida y que la geolocalización del móvil solo se haya activado recientemente, pese a ser una prueba clave. Además, solicitan revisar las grabaciones de seguridad de una mezquita cercana, que podría haber captado sus últimos movimientos.
Reclaman más implicación de España e Indonesia
El entorno de la gallega exige una mayor implicación de las autoridades españolas, recordando casos recientes como el de la joven asesinada en Tailandia, en el que sí se enviaron enlaces diplomáticos y se actuó con rapidez. “Aquí no nos han mandado a nadie. Nos sentimos solos”, lamentó Vilariño.
La familia ya prepara nuevas acciones y presiona para acceder a los movimientos bancarios de Muñoz tras su desaparición. Además, ha anunciado que impulsará una auditoría independiente sobre la investig
“Es imposible que se haya marchado por voluntad propia. Era una mujer organizada, con rutinas, que respondía siempre a sus allegados. Esto es un crimen y exigimos respuestas”, concluyó el sobrino.









