Un tiroteo perpetrado este miércoles durante una misa en una escuela católica en el suroeste de Minneapolis (EEUU) ha dejado al menos dos niños muertos y 17 personas heridas, dos de ellas en estado crítico, según ha confirmado la Policía local.
El jefe del cuerpo, Brian O’Hara, explicó en rueda de prensa que el atacante, armado con un rifle, disparó desde el exterior a través de las ventanas del templo, alcanzando a los menores y a los fieles que participaban en la ceremonia. Las víctimas mortales son dos niños de ocho y diez años.
El FBI ha identificado al presunto autor como Robin Westman, de 23 años y antiguo alumno del centro. El director de la agencia, Kash Patel, ha señalado que la investigación se centra en determinar si se trató de un ataque terrorista y un crimen de odio contra católicos.
Medios estadounidenses han informado de que Westman habría solicitado recientemente un cambio de género en documentos oficiales, aunque las autoridades han pedido evitar que el caso se utilice para estigmatizar a la comunidad trans u otros colectivos.
El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, calificó el ataque de “momento de dolor absoluto” y recordó que “los niños deberían poder ir a la escuela o a la iglesia en paz, sin temor ni riesgo”.
El sospechoso dejó preparado un mensaje en YouTube para ser publicado tras el tiroteo, aunque por ahora no se han revelado los motivos concretos que le llevaron a perpetrar el ataque.
Condenas oficiales y duelo nacional
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han ordenado que las banderas ondeen a media asta en señal de duelo. Trump aseguró en Truth Social estar siguiendo “esta terrible situación” y destacó la “rápida respuesta” del FBI.
Walz, por su parte, envió sus condolencias a los familiares de las víctimas y a la comunidad escolar: “Una mañana de fe se ha visto empañada por este horrible acto de violencia”.
La Policía ha señalado además que en las últimas 12 horas se han producido otros tres tiroteos mortales en la ciudad, lo que, en palabras del jefe O’Hara, refleja un nivel de violencia armada “profundamente inquietante”.
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