✍ Fulgencio Coll Bucher, Militar retirado, Político/
Escribía hace poco que el Ministerio de Asuntos Exteriores nos dice que la desinformación constituye una de las mayores preocupaciones de los países democráticos. Detrás de las noticias falsas o fake news se articulan, en numerosas ocasiones, estrategias para manipular a la opinión pública y erosionar la estabilidad de los Estados y de sus instituciones.
Notoriamente, comprobamos como la izquierda en general y el mismo gobierno de España del Sr. Sánchez son grandes maestros de la desinformación, ya que con demasiada frecuencia nos dan una narrativa equívoca y todos podemos ser o somos víctimas del engaño.
Al señor Sánchez le sigue sumisa toda la prensa pública del Aló Presidente Sánchez, seguida de los demás medios subvencionados y por lo tanto controlados.
Tenemos un claro ejemplo de esta manipulación con la guerra de Israel contra el estado terrorista que ocupa la franja de Gaza. Hamás perpetró el 7 de octubre 2023 un ataque terrorista masivo contra Israel, matando y torturando a unas 1.200 personas y tomando 251 rehenes.
Este ataque tenía un triple objetivo: desmontar el mito de la invulnerabilidad del Estado israelí; volver a poner la cuestión palestina en la agenda política y provocar una respuesta desproporcionada que indignara a la comunidad internacional.
Su objetivo final, con la ayuda de Hezbolá, Siria, Yemen y el propio Irán, era la destrucción de Israel, único país democrático de la región. Prueba de ello, podemos ver manifestaciones y críticas israelíes dentro del propio Estado de Israel, pero ningún gazatí protesta contra Hamás porque significaría su muerte inmediata.
La respuesta de Israel al ataque no se hizo esperar y no terminará la guerra hasta que no tenga la seguridad de que no se vuelvan a repetir estos ataques. Lo ha hecho con visible contundencia contra Hamás, Hezbolá, Siria, Yemen e Irán. El esfuerzo ha sido y es gigantesco con un gran sacrificio en pérdidas humanas.
Israel jamás permitirá que Hamás siga gobernando porque la historia terrorista se repetiría una vez más. ¿Algún progresista ha pedido a Hamás que renuncie a la guerra y depona las armas? No, solo hay un culpable, el Estado de Israel. Esta repugnante visión de la progresía me recuerda su selectiva y falsa memoria histórica, solo hay un bando culpable, Israel, olvidando quién empezó la guerra.
Esta izquierda comunista, que muestra ostensiblemente pañuelos o banderas palestinas, olvida el fondo del problema, olvida los continuos ataques contra Israel desde 1948 que trata de sobrevivir, olvida que en la franja de Gaza hay un estado terrorista que impide la correcta distribución de la ayuda humanitaria para provocar la hambruna, que vende información falsa de forma continua y la prensa en general no la comprueba, divulgándola con gran intensidad.
El mayor enemigo de los palestinos que viven en la franja de Gaza es el estado terrorista de Hamás, que se esconde detrás de la población, que ha educado a los niños en ser mártires contra Israel, que ha utilizado la inmensa ayuda humanitaria y de reconstrucción para armarse, para hacer cientos de kilómetros de túneles, para utilizar hospitales como puestos de mando o para esconder y lanzar cientos de cohetes, que incluso impide la correcta distribución de los alimentos y medicinas a los propios gazatís.
Ahora toca hablar de esta flotilla a Gaza, pura propaganda de la izquierda que trata de engañarnos, con una infantil y ridícula propaganda. Basta ver quienes la organizan y están embarcados en la flotilla, ávidos de publicidad.
¿Alguien cree que llevan realmente ayuda humanitaria, o que llegarán a la costa de Gaza? Solo buscan la foto, publicidad de la izquierda divina y nada más.
Tienen la misma ética que los dirigentes de Hamás, ocultar la verdad y agredir al estado que fue víctima del ataque terrorista más abominable.
Sí, esta izquierda española que gobierna con el peor presidente de gobierno, Pedro Sánchez, un autócrata sin límites, nos lleva de forma acelerada al corrupto y criminal bolivarianismo, con la consiguiente destrucción de la democracia y de la monarquía parlamentaria española.
Ese gobierno que gobierna con el apoyo de separatistas y terroristas, que amnistía a sus corruptos aliados, que rompe la igualdad entre los españoles, que condona la deuda a la Generalitat Catalana, que despilfarra el dinero, que se somete a un delincuente prófugo en Bruselas, que ordena dónde mandar los menas, o quien cubrirá las fronteras y un sinfín de caprichos.
Este presidente desencajado, visto ya en el mundo democrático como un apestado, que huye de la Dana o del Parlamento, que está rodeado de corrupción, con un gobierno y partido que se comportan como banda criminal, es el líder simbólico de esta gente embarcada en la flotilla de Gaza y de la vergüenza.
Por coherencia debería haberse embarcado en la flotilla de Gaza, pero ya saben solo sabe ir en su Falcon y lejos del peligro.








