El sorprendente vínculo entre el corazón y la memoria humana
A lo largo de los años, varios pacientes trasplantados han relatado algo sorprendente: cambios en gustos, emociones o sensaciones que antes no tenían. Algunas personas aseguran que, tras recibir un nuevo corazón, empezaron a preferir alimentos que antes no les gustaban, a sentir cierta nostalgia sin explicación o incluso a experimentar recuerdos que no reconocen como propios.
Aunque pueda sonar a algo místico, la ciencia tiene una explicación parcial. El corazón no es solo una bomba que impulsa sangre, es un órgano con miles de neuronas propias, una especie de “pequeño cerebro cardíaco” capaz de generar y transmitir señales al sistema nervioso. Este sistema se llama red neuronal intrínseca del corazón.
Además, durante un trasplante se produce un intenso intercambio bioquímico: hormonas, proteínas, memoria inmunológica y patrones neurológicos que influyen indirectamente en las emociones y percepciones del receptor.
¿Significa esto que el corazón guarda recuerdos como tal? No exactamente. Pero sí es capaz de “comunicarse” con el cerebro y modificar cómo sentimos y reaccionamos. Por eso, algunos médicos creen que ciertos cambios tras un trasplante no son imaginarios, sino parte de esa compleja conexión entre corazón y mente.
Un órgano lleno de vida que a veces deja huellas inesperadas.
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