Las olas de calor son cada vez más intensas, frecuentes y duraderas. Pero lo que muchos no saben es que no afectan por igual a toda la población. Diversos estudios recientes han demostrado que las mujeres son más vulnerables a los efectos extremos de las altas temperaturas.
¿Por qué ocurre esto?
La explicación combina factores fisiológicos, hormonales y sociales.
Por un lado, el cuerpo femenino suele tener un porcentaje mayor de grasa subcutánea, lo que dificulta la disipación del calor. Además, las hormonas, como los estrógenos, influyen en la regulación de la temperatura corporal, haciendo que algunas mujeres toleren peor el calor extremo.
En la menopausia, esta sensibilidad aumenta: los sofocos, la sudoración irregular y los cambios vasculares hacen que las olas de calor resulten todavía más intensas y peligrosas.
A esto se suma que, en muchas sociedades, las mujeres realizan más actividades de cuidado dentro del hogar, lo que puede exponerlas a calor acumulado en interiores mal ventilados.
Las olas de calor no son solo una molestia: representan un riesgo real para la salud, especialmente para quienes ya parten de una mayor vulnerabilidad.
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