El cerebro nunca duerme del todo
Cada noche, cuando dormimos, el cerebro entra en distintas fases de actividad. Durante la fase REM (Rapid Eye Movement), la mente está tan activa como cuando estamos despiertos: es en ese momento cuando se producen los sueños más vívidos.
Soñamos todos, cada noche, aunque al despertar no siempre lo recordemos. Esto ocurre porque el cerebro, al salir del sueño, prioriza la información real del entorno (luz, sonidos, temperatura) y desecha los recuerdos oníricos casi al instante.
Los sueños cumplen varias funciones: ayudan a procesar emociones, a consolidar la memoria y a mantener el equilibrio mental. Por eso, tras una noche sin dormir, solemos sentirnos irritables o confusos: el cerebro no tuvo tiempo de “ordenar” lo vivido.
Soñar es, en realidad, una forma de pensar mientras dormimos.
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