✍Francisco José Castillo Navarro, Director General del Grupo Periódico de Baleares, Presidente Fundador de AMC/
En Calviá, la ciudadanía asiste, incrédula, al espectáculo bochornoso de unos políticos que parecen incapaces de resolver ni el más mínimo problema del municipio. La ineptitud es tan evidente que cuesta decidir si nos encontramos ante un drama o una comedia cutre, digna de un guion de Santiago Segura en pleno rodaje de Torrente.
Este domingo 7 de septiembre, será Tomeu Pizá quien vuelva a levantar la alfombra y mostrar lo que muchos llevan tiempo denunciando: la nula preparación y la inoperancia de los dirigentes locales. Y lo hará con un tema que, lejos de ser anecdótico, toca el corazón de muchos vecinos.
Lo grave es que la situación recuerda demasiado a los escándalos de Marbella, donde durante años se alimentó una red de corruptelas mientras los ciudadanos eran tratados como meros figurantes de una película mal montada. En Calviá, la sensación es la misma: que los políticos, lejos de actuar con responsabilidad, se ríen de los ciudadanos, convencidos de que están a salvo y de que sus juegos de poder quedarán impunes. La pregunta cuando intervendrá la UCO, la documentación que pueda necesitar la tenemos preparada.
Aquí no hay colores que se salven: ni zurdos ni diestros pueden presumir de gestión. Todos han contribuido a esta decadencia política que no solo mina la confianza de los vecinos, sino que convierte la vida pública en una caricatura grotesca.
En el fondo, ya no sorprende: cada pleno, cada decisión y cada silencio institucional son la demostración de que en Calviá hay políticos cutres, atrapados en su propio guion de incompetencia. El problema es que, a diferencia de una comedia, aquí no hay risas enlatadas. Solo queda el hartazgo ciudadano y la amarga certeza de que seguimos siendo los espectadores de una mala película.
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