Una jornada para visibilizar y apoyar a las personas que tartamudean, promoviendo la empatía, la comprensión y el respeto en la comunicación
Cada 22 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Tartamudez, una fecha impulsada desde 1998 por la International Stuttering Association (ISA) para aumentar la comprensión pública sobre esta condición del habla y promover la aceptación social de las personas que tartamudean.
La tartamudez, también conocida como disfluencia del habla, no es una enfermedad ni un signo de nerviosismo. Es un trastorno de la comunicación que afecta el ritmo y la fluidez al hablar, provocando repeticiones, bloqueos o prolongaciones de sonidos. Se estima que afecta aproximadamente al 1 % de la población mundial, aunque su impacto psicológico y social puede ser mucho mayor debido a los prejuicios y la falta de información.
Desde la infancia, muchas personas que tartamudean enfrentan burla, discriminación o incomprensión, lo que puede afectar su autoestima y limitar su participación en la vida académica o profesional. Por eso, esta jornada busca romper estigmas y recordar que la tartamudez no define la inteligencia ni la capacidad de una persona.
El mensaje central de este día es claro: la comunicación no solo depende de la fluidez, sino de la empatía y del respeto mutuo. Escuchar sin interrumpir, no terminar las frases por el otro y dar tiempo para expresarse son gestos simples que cambian vidas.
Organizaciones de todo el mundo realizan charlas, conferencias y campañas de concienciación para visibilizar esta realidad. En los últimos años, también han surgido comunidades en línea donde personas que tartamudean comparten experiencias, estrategias de apoyo y mensajes de orgullo y autoaceptación.
El lema que guía esta fecha año tras año podría resumirse en una sola idea:
“Hablar con respeto es escuchar con paciencia.”







