No es magia… es una ilusión óptica que engaña a nuestro cerebro
Si alguna vez has caminado de noche y has tenido la sensación de que la Luna te sigue allá donde vayas, no estás solo: es una de las ilusiones más comunes y fascinantes del cielo.
Esto ocurre porque nuestro cerebro interpreta el movimiento de los objetos en función de la distancia y la perspectiva.
Los objetos cercanos, como árboles, coches o edificios, cambian rápidamente de posición cuando caminamos. En cambio, los objetos muy lejanos, como las nubes o la Luna, parecen quedarse quietos en el mismo lugar del cielo.
La Luna está a casi 400.000 kilómetros de distancia. A esa escala, cualquier desplazamiento que hagamos en la Tierra es insignificante, por lo que su posición aparente apenas varía. Nuestro cerebro, acostumbrado a que todo lo cercano se mueva al cambiar de lugar, interpreta erróneamente que la Luna nos acompaña.
Este fenómeno también se nota cuando viajamos en coche o tren: mientras los árboles pasan volando junto a la ventanilla, la Luna parece avanzar suavemente al mismo ritmo que nosotros, como si flotara siguiéndonos en silencio.
Así que la próxima vez que mires al cielo nocturno y sientas que la Luna te acompaña… no es imaginación: es una preciosa ilusión óptica creada por la distancia y la mente humana.
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