Con su nuevo Plan de Conservación Marina, el Ejecutivo autonómico busca proteger al menos 10.000 hectáreas en aguas balearicas mientras combina conservación con pesca sostenible.
El Govern ha presentado un ambicioso Plan de Conservación Marina con el objetivo de reforzar la protección del ecosistema marino en Baleares. Una de las medidas más destacadas es la ampliación de las zonas de alta protección en aguas bajo competencia autonómica.
Establecido durante la 38ª sesión del Consejo Pesquero, el plan incluye ocho líneas de actuación y 28 acciones específicas. Estas acciones abarcan desde la protección de espacios marinos —creando nuevas reservas y reforzando las existentes—, hasta la mejora de la gestión de la pesca, el fomento de la investigación científica aplicada y la participación activa de los sectores relacionados con el mar.
Entre los compromisos concretos figura declarar al menos 10.000 hectáreas de mar con alta protección durante esta legislatura. También se incluye un plan de acción para la conservación de los elasmobranquios, que debe aprobarse antes de finales de 2026.
El conseller responsable del área ha señalado zonas concretas para esta ampliación, como la reserva marina de Sóller o áreas alrededor de la isla de Cabrera.
Por otro lado, el plan apuesta por una gestión compartida entre cofradías de pescadores, entidades conservacionistas y la comunidad científica, para que la protección no sea solo normativa, sino también un proceso colaborativo y adaptado a las realidades locales.
Además, el Govern ya ha aprobado una nueva reserva marina en las Islas del Poniente de Mallorca (El Toro, Les Malgrats y El Sec) con una superficie total de 2.300 hectáreas, de las cuales 240 estarán bajo alta protección —15 ha más que antes—.
Dentro de esas zonas, se impondrán restricciones fuertes: tanto a la pesca (recreativa y profesional) como a la navegación (regulación de velocidad, prohibición de motos acuáticas) y se establecerán puntos delimitados para inmersiones con un límite diario.
El objetivo final del plan es conciliar la conservación del medio marino con la continuidad económica y social de la pesca tradicional, garantizando una gestión sostenible que respete tanto el entorno como a las comunidades.








