En el verano de 1991, un apartamento situado en la calle Zurbano, en pleno centro de Madrid, se convirtió en el escenario de uno de los sucesos paranormales más desconcertantes registrados por la Policía Nacional. La vivienda pertenecía a una mujer que vivía sola y que llevaba días escuchando ruidos imposibles de explicar: golpes, arrastres y voces que parecían surgir de algún punto indeterminado de la casa.
Una noche, incapaz de soportar más el miedo, llamó al 091. La patrulla acudió convencida de que se trataba de una confusión o, como mucho, de algún problema estructural del edificio. Al cruzar la puerta, sin embargo, los agentes se encontraron con algo muy diferente a lo que esperaban.
Dentro del piso, los ruidos comenzaron a manifestarse de forma clara y contundente. Primero fueron golpes secos, tan fuertes que hacían temblar las paredes. Después, un sonido como de muebles pesados arrastrándose, aunque todas las habitaciones estaban completamente vacías. Los agentes se miraron entre sí sin comprender qué podía estar generando aquel estruendo.
Minutos más tarde, un murmullo grave surgió de la habitación del fondo. Uno de los policías aseguró posteriormente que aquella voz “no parecía proceder de una persona”. La propietaria, al escuchar los sonidos junto a los agentes, rompió a llorar. No era la primera vez que los oía, pero sí la primera en la que alguien más los presenciaba.
Tras revisar el piso entero y comprobar que no había nadie en el interior, los agentes solicitaron una inspección técnica. Electricistas, fontaneros y especialistas en estructuras examinaron el edificio en los días siguientes sin hallar ninguna causa física que pudiera explicar los fenómenos.
El inspector jefe pidió regresar por la noche para intentar grabar los ruidos, pero aquella noche todo estuvo en silencio. Aun así, el informe policial concluyó con una frase que llamó la atención de todos los que lo leyeron:
“Ruidos no atribuibles a causas físicas conocidas.”
La propietaria abandonó el inmueble poco después y el piso quedó vacío durante años. Con el tiempo, el expediente de la calle Zurbano se convirtió en un caso citado internamente dentro del cuerpo policial como uno de los sucesos más extraños a los que se habían enfrentado.
Una historia real, registrada oficialmente y aún sin explicación.
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