¿Sabías Por Qué Cleopatra no era egipcia?

A lo largo de la historia, Cleopatra ha sido recordada como el símbolo más poderoso del Antiguo Egipto. Sin embargo, uno de los datos que menos se conocen es que no era egipcia de nacimiento, sino de origen griego.

Cleopatra VII pertenecía a la dinastía ptolemaica, una familia de origen macedonio que gobernó Egipto tras la conquista de Alejandro Magno en el siglo IV a. C. Durante generaciones, los Ptolomeos mantuvieron sus costumbres griegas y apenas se mezclaron con la población local.

Cleopatra fue una excepción dentro de su propia dinastía. A diferencia de muchos de sus antecesores, aprendió el idioma egipcio y adoptó tradiciones religiosas locales, presentándose como la encarnación de la diosa Isis. Esta estrategia política le permitió ganarse el apoyo del pueblo y reforzar su legitimidad como reina.

Aunque su lengua materna era el griego, se dice que Cleopatra dominaba varios idiomas, lo que la convirtió en una gobernante culta y diplomáticamente hábil. Su imagen posterior, moldeada por escritores romanos, terminó asociándola de forma definitiva con Egipto, borrando en gran medida su verdadero origen.

Cleopatra fue, así, la última faraona de Egipto, no por su sangre, sino por su capacidad para comprender y representar el poder, la cultura y la identidad del reino que gobernó.

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